¿Dónde ha ido aparar la energía que animaba el movimiento de las mujeres en los años sesenta y setenta? Hoy, muchas jóvenes rechazan el feminismo, pese a que las mujeres aún sufren grandes desventajas en ámbitos profesionales, representan la mayoría de los pobres de la tierra, son las primeras víctimas de violencia, integrismos y guerras, y el peso de los cuidados recae casi exclusivamente
sobre sus espaldas.
Sin embargo, pese al rechazo, entre las mujeres jóvenes hay una difusa aceptación de los objetivos y conquistas del feminismo,
señal de cambios profundos y premisa de un nuevo modo de vivir la subjetividad feminista, más en consonancia con la sociedad postmoderna. Esta relación entre feminismo y jóvenes admite conexiones con fenómenos aparentemente lejanos (como son
los nuevos movimientos sociales), con la metodología de análisis y acción propuesta por feministas de los países en vías
de desarrollo y con la creación de redes a cualquier nivel, todo lo cual parece ser estrategia particularmente apta para las mujeres en el actual contexto político y social.