La naturaleza de las manifestaciones clínicas que se presentan puede llevar al paciente al cirujano ortopédico pediátrico antes de que se consulte a otros médicos. Por lo tanto, los cirujanos deben estar capacitados para detectar los signos clínicos, aparentemente ortopédicos, que sugieran ENM y para realizar el estudio inicial. Las ENM suelen ser progresivas y muy a menudo causan anomalías y deformidades posturales. Las decisiones quirúrgicas deben estar guiadas por un conocimiento profundo y su historia natural. Como ocurre con todos los procedimientos quirúrgicos, el objetivo no es solo corregir una anomalía anatómica, sino también determinar los beneficios deseados en términos de función musculoesquelética o respiratoria. La cirugía se realiza muy raramente de forma urgente. Por lo tanto, el cirujano debe garantizar una preparación del paciente para minimizar los riesgos operatorios. Finalmente, las ganancias de supervivencia logradas en los últimos años requieren cada vez más atención a las perspectivas de vida adulta y a los problemas ortopédicos que requieren tratamiento antes de que el paciente abandone el entorno pediátrico.





Autor: Rovira Sirvent, Diego


Médico especialista en Neurología. Especial interés y experiencia profesional demostrada en el área de epilepsia y esclerosis múltiple, así como en la atención de urgencias neurológicas y código ictus. Master universitario en investigación en medicina clínica. Actualmente ejerce en la Fundación Instituto San José dentro del Programa de atención a pacientes con daño cerebral rehabilitable y crónico severo.