Pocos saben que la soberbia trilogía formada por Lorca, Buñuel y Dalí, de sobra conocida por todos, fue en realidad un cuarteto. ¿Quién era esa cuarta figura, extrañamente silenciada por la historia? ¿Por qué fue relegado al olvido su nombre? Maruja Mallo fue, sin lugar a dudas, una pintora genial, a la que una suma de adversidades históricas y prejuicios sociales han negado de manera insólita el reconocimiento que merece.
El escritor José Luis Ferris reconstruye en esta emocionante biografía la peripecia vital de quien irrumpió desafiante en la escena artística madrileña de los años veinte, decidida a romper los estereotipos y los moldes que encorsetaban tanto al arte como a
las propias mujeres, condenadas a desempeñar el papel exclusivo de fieles esposas y de lánguidas amas de casa. Sus extravagantes atuendos, su desenfado, sus correrías nocturnas de la mano de Dalí y de sus compañeros de la Residencia de Estudiantes por un Madrid sacudido por el impacto del cine, del jazz y de las ideas más radicales, así como su juego deliberado con la ambigüedad sexual, convirtieron a esta joven gallega, menuda y frágil, en un emblema temprano de la liberación femenina.
Maruja Mallo pagó con creces su osadía. En 1937 se vio obligada a exiliarse a Argentina, de donde regresó más de veinte años después, sólo para comprobar que los escándalos asociados a su nombre habían terminado por desdibujar su verdadera fisonomía y por eclipsar la portentosa valía de su obra.
Hay en estas páginas una apasionada aproximación al arte de una pintora a quien la crítica reivindica actualmente como una de las figuras capitales de la vanguardia histórica española. José Luis Ferris ha logrado aquí, con una escritura francamente deslumbrante,
la minuciosa reconstrucción de una vida desobediente, cuyo extraordinario legado pictórico no podemos ya ignorar.